domingo, 22 de abril de 2012

Easy like Sunday morning...

No dormí nada. Bueno, en realidad dormí dos horas. Resulta que llevo unos días gestando lo que parecen ser unas anginas y desde ayer la garganta me molesta y me siento como si tuviese plomo en las piernas... Así que pasé todo el sábado mirando series, comiendo y descansando. Se ve que la falta de actividad, el dolor de garganta, y un vecino ruidoso se complotaron para levantarme a las 4.
Después de los tradicionales esfuerzos por cerrar los ojos repasando la lista de temas que usualmente me generan sueño, decidí levantarme y hacerme nada menos que unos panqueques con queso untable y miel acompañados de un té de vainilla. Terminé de comerlos no sin algo de culpa: el combo falta de ejercicio + harinas no suele ser lo mejor para mantenerse en peso.


Pocas veces en el año la vida me levanto temprano; cada vez que lo hago me propongo a mi misma repetirlo más seguido, hacerlo costumbre, ordenar los horarios para adelantar todo unas tres horas... pero por H o por B (a qué vienen la H y la B de esta frase?????) no persevero y mis horarios se desordenan.
La quietud que hay a la mañana (y en especial los domingos) es única, relajante, apacible, fresca. El aire es distinto y hay un silencio casi monasterial. Invita a caminar despacio, moverse pausado y dedicarse a disfrutar de cada minuto.

Hoy parece que me espera otro día dormitando y reposando... cada tanto está bueno.

LV

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